La discapacidad intelectual es un trastorno del neurodesarrollo caracterizado por un déficit en las funciones intelectuales que conlleva un impacto negativo en la adaptación social, escolar, laboral y familiar. Anteriormente recibió el nombre de retraso mental pero este término ya ha caído en desuso. Actualmente, la discapacidad intelectual también puede recibir el nombre de trastorno del desarrollo intelectual.
Aunque para mucho expertos la inteligencia podría reflejarse principalmente en la capacidad para resolver problemas, El DSM-5 considera, además, otras funciones intelectuales que incluyen el razonamiento, la planificación, el pensamiento abstracto, el juicio, el aprendizaje académico y el aprendizaje a través de la experiencia.
Dichas funciones intelectuales pueden ser evaluadas clínicamente o utilizando pruebas estandarizadas de inteligencia. El coeficiente intelectual es una puntuación que nos permite considerar la presencia o ausencia de esta condición. Cabe señalar que actualmente el coeficiente intelectual no es útil para determinar la gravedad de la discapacidad intelectual. Dicha gravedad se establece de acuerdo a las deficiencias en el comportamiento adaptativo del paciente en diversos dominios (conceptual, social y práctico).
Siempre es importante tomar en cuenta que la discapacidad intelectual puede ir acompañada de otro trastorno del neurodesarrollo. Muchas veces las fallas en identificar estas otras condiciones pueden disminuir la respuesta al tratamiento e impedir una mejor adaptación del paciente a sus contextos más inmediatos. No es raro que los pacientes con discapacidad intelectual padezcan también trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH). La correcta identificación de este segundo síndrome puede representar un desafío para muchos médicos quienes suelen considerar que la conducta problemática del paciente solo se explica por el déficit de las funciones intelectuales. Incluso la CIE-10 llega a considerar los problemas de conducta como un tipo de presentación clínica de la discapacidad intelectual a la que se le puede añadir la subcategoría de «deterioro del comportamiento significativo, que requiere atención o tratamiento». Esta categorización puede dejar fuera el diagnóstico de discapacidad intelectual en comorbilidad con TDAH.
Aunque se ha considerado que le discapacidad intelectual en una condición permanente, hoy se sabe que el coeficiente intelectual no es inamovible, puede variar a lo largo de los años. Esto puede ser el reflejo de cambios en las funciones intelectuales como consecuencia del propio desarrollo o bien debido a la correcta identificación de otras condiciones y su consecuente tratamiento.